No sabíamos que lo hacíamos, simplemente actuábamos instintivamente: madero a madero, piedra a piedra, de a poco emplazamos un hogar. Ese rincón de nuestro ser se construyó de libros y recuerdos que nos conformaron en lo que somos.

Lo remarcable es que en tal transitar, no pudimos percatarnos de que la cabaña estaba siendo erigida. Agotamos nuestra conciencia en el puro obrar: embriagados en nuestra ignorancia, representábamos la cabaña como una suma de maderos, y no justamente como lo que era: una cabaña.

Waldhaus nació así: de una ignorancia acumulada por largos años, donde no fue racionalizado que las pequeñas decisiones (propias e incluso ajenas), en otro tiempo inconexas, se agrupaban para conformar un significado.

Hoy, mirando hacia atrás, es gracioso pensar cómo sin saber que lo hacíamos, estábamos gestando este proyecto. Quizás las mejores cosas ocurren de tal manera.

Al final de la jornada, pudimos entender que ese propósito escondido nos llevó a repensar el amor que sentíamos por los libros y su ultrafuncionalidad como elemento de acercamiento entre las personas.

Fue así que resolvimos llevar a otros el bosque, construir con otros nuevas cabañas, sin otro propósito que el compartir los libros que nos hacían sentir ese aroma y esa sensación tan particular y propia de la libertad y la vocación de hacer lo que una persona más ama: construir su propio camino.

Desde Waldhaus queremos compartir una serie de libros, objetos y sensaciones que en armonía colaborarán con el camino que los más pequeños, y cada familia, emprende.